Restos del frente: la curva de la muerte
27 ene
Con más o menos profundidad todos los del barrio sabemos que el frente de la guerra civil estuvo situado junto al Manzanares durante un tiempo. De hecho lo estuvo durante casi toda la guerra, desde el otoño de 1936 hasta el final.
De este más que desgraciado periodo quedan restos en la Casa de Campo, el río y el Parque del Oeste y, sobre todo, lugares que entraron en la historia por estar regados con mucha sangre.
Ese es el caso de la llamada Curva de la Muerte, en la Casa de Campo, que es la confluencia de la carretera del Garabitas y el Paseo del Medianil, el que transcurre paralelo a la M-30.
El nombre se lo pusieron los del bando de Franco, ya que en este punto estaban ya a tiro de los cañones anticarro y las ametralladoras pesadas republicanas situados en el Puente de los Franceses y sus alrededores.
Los camiones del bando franquista bajaban de noche, sin luces y el motor apagado la cuesta desde el Garabitas intentando no ser detectados. Su misión era abastecer a sus soldados -legionarios y regulares marroquíes, en su mayor parte, más algún carlista navarro- que habían conseguido cruzar el río aguas arriba del Puente de los Franceses.
Del otro lado estaban los hombres del Coronel Romero, militar profesional retirado que volvió para hacer la guerra del lado republicano. Sus tropas del Puente de los Franceses eran, al parecer, guardias de asalto. Éstos estaban acostumbrados al uso de armas, y, en los inicios de la Batalla de Madrid, impidieron que el puente fuese cruzado. En lo más crudo de la batalla, tras varios meses bloqueando su paso a tanques e infantería, hubieron de volarlo.
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